Hace cuestión de un par de meses le dije a alguien que hay que ser fuerte en los peores momentos, cuando las cosas se tornan difíciles y contrarias a nuestras ideas previas, cuando quedan pocas ganas de echarle un pulso al mundo y quitarse el polvo del suelo del trasero.
Ahí es cuando hay que echarle ganas, no cuándo las cosas parecen sacadas de una confitería y todo sucede como queremos.
Hay que saber controlar las ganas de llorar y de tirar todo por la borda, y sustituir esa mentalidad destructiva por el "callar bocas", y qué mejor modo de hacerlo que demostrar a la gente que se equivoca.
Fuerza, nos hace falta fuerza. Lo mejor es que la tenemos, aunque, a veces, no nos damos cuenta.
ResponderEliminarY somos conscientes de que tenemos esa fuerza cuando menos lo esperamos.
ResponderEliminar