jueves, 14 de junio de 2012

Una ciudad con nombre de vicio

Me enamoré de esa ciudad. Desde el preciso instante en que subí al avión y atravesé las turbulencias.
Me enamoré de sus nubes grises nada más verlas y de sus aceras mojadas cubiertas de charcos limpios aún por pisar.

Me enamoré de sus edificios, de sus ladrillos rojos, del olor a pastel recién hecho de aquella calle.
Del césped verde y húmedo que me estropeó los vaqueros. De sus gentes, de su acento, me enamoré de aquella hora intentando pronunciar la palabra "chocolate" y "fish'n'chips" correctamente. Y me enamoré de la sonrisa de la profesora corrigiéndome. Me enamoré del día en que me perdí en un camino que ya no recuerdo. Del mapa que pinté para no volver a perderme.

Me enamoré del castillo de aquella película, de esas escaleras que tantas veces he visto en la gran pantalla. De aquel árbol en el que escribí mi nombre y la fecha. Me pregunto si aún seguirá legible...

Me enamoré, aunque he de decir que me costó, de sus moquetas y sus gatos maullando todo el tiempo. De dormir con edredón en julio. De ese frío mañanero que te torna rosadas las mejillas.

También de esa cantimplora que mojaba mi mochila a diario, junto con todo lo que había dentro. De esos apuntes que aún conservo. De sus galletas, de ese cine, de ese río que tantas veces sobrepasé. De ese asiento en el que tengo tantas fotos. Me enamoré de la compañía, de la amistad que allí nació, de la gente que conocí y que no he vuelto a ver.

Me enamoré de esa ciudad. Y ahora sólo sueño con volver.

sábado, 9 de junio de 2012

6 años atrás.

Nos dijimos tanto
sin apenas palabras.

Nos dimos tanto
que no lo supimos apreciar.

Nos esquivábamos en los pasillos
cruzando miradas llenas de amor que ahora sólo son recuerdos.

Nos cantábamos el uno al otro
sin emitir sonido.

Nos besábamos sin apenas rozarnos.
Y el tiempo enmudeció mi amor.

Nos cogíamos las manos,
aún habiendo kilómetros de distancia que nos separasen.

Nos conocíamos mucho antes de habernos visto.

Nos mirábamos, aún sin querer hacerlo.

Tu boca, mi boca, eran como Sol y Luna,
polos opuestos que se atraen.

Tu cuerpo, mi cuerpo, palabras de frases
que no se pueden romper.

Siempre, nunca,
verdad, mentira.

Tú, yo.

Dos juguetes de la vida
que no se pueden amar.

viernes, 1 de junio de 2012

Juguemos a un juego.
Juguemos a intentar estremecernos,
a ponernos la piel de gallina, 
a sonreírnos en silencio.

Juguemos a sostenernos las manos frías
y así devolverles la vida que el aire les quita.
Juguemos a contar nuestras acompasadas respiraciones,
y ver cómo se aceleran y suspiran.

Inventémonos quimeras, 
bailemos entre lunares,
imaginemos la utopía de que
quizá me ames.



Juguemos a mirarnos eternamente.
Apuesto a que tú te cansas antes.