lunes, 24 de octubre de 2011

Lluvia, límpiame.

En días como estos es cuando me doy cuenta de la mierda que llevo dentro.
Y no sé si es poque espero a que llueva para que el agua limpie mi alma al igual que hace con las calles o si es porque me contagio de ese estado melancólico de las nubes.

Me dejo llevar por hilo que teje las aceras de la calle y llego a conclusiones absurdas y desparejadas que dejan de lado todos mis esquemas y tiran por la borda aquél concepto que tenía de que todo es cuestión de simetría.

martes, 18 de octubre de 2011

Recuerdo de una Madrugada.

Hoy no sepo. No sepo a tí. Ni a tus despertares ni a tus malos humos,

ni a tus sonrisas descastadas y desenfadadas con el mundo.

Ni sepo a tus ojos a punto de estallar, ni a tu corbata azul a media madrugada.

No sepo a aquél cubata que cayó en tan solo diez minutos.

No sepo a carmín, ni a silencio ni a la nada.

Por no saber no sé ni a qué saben tus labios. Y no sé si me da pena o me da rabia,

el caso es que siempre me duele la cabeza cuándo lloro. Y ahora me duele.

sábado, 15 de octubre de 2011

Humo.

Es como cuándo dejas el tabaco.

Vas a estar a mi lado y sólo voy a querer darte una calada.



Pasarme tu humo entre mis labios

y respirar a través de tu sonrisa

ese vicio que va desde tu ombligo

hasta tu vida.

sábado, 8 de octubre de 2011

Tu cintura de cristal.

Si es que me tiemblan las piernas

cuando empiezo a ver la esquina de tu sonrisa

y cada resquicio de tu piel se me hace eterno

si fundo tu tiempo entre mis dedos.


Recorrer tantas veces tus lunares,

como si se tratase de braile.

Estudiar sus historias, idas y venidas,

que entre tu tiempo y mis dedos se deslizan.




Ven, que te voy a enseñar a qué saben mis lunares.

sábado, 1 de octubre de 2011

Fruto del Insomnio.

Te busco,


te busco a tientas en las sombras.


Y no sé si es por pereza o desengaño,


pero nunca encuentro más que el cielo


que dejas tras tus pasos.