lunes, 24 de octubre de 2011

Lluvia, límpiame.

En días como estos es cuando me doy cuenta de la mierda que llevo dentro.
Y no sé si es poque espero a que llueva para que el agua limpie mi alma al igual que hace con las calles o si es porque me contagio de ese estado melancólico de las nubes.

Me dejo llevar por hilo que teje las aceras de la calle y llego a conclusiones absurdas y desparejadas que dejan de lado todos mis esquemas y tiran por la borda aquél concepto que tenía de que todo es cuestión de simetría.

2 comentarios:

  1. Claro, Drew. No es posible mantener los esquemas cuando descubres que no hay dos gotas iguales. Y quizá es bueno que así sea, como es bueno sentirse purificada con la lluvia, melancólica, o ...bailar bajo la lluvia. Y no estás sucia. Es solo hojarasca que fíjate bien lo poca resistencia que opone a una buen manguerazo de lluvia.

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  2. Pero me perturba pensar las millones de gotas de agua diferentes que hay, tantas posibilidades y esquemas y resúmenes rotos. Y a pesar de eso, que bien que sienta ese manguerazo de lluvia!

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