lunes, 21 de mayo de 2012

El mejor regalo para las yemas de mis dedos.

"Yo que habría estado por ti en cualquier lejana ciudad. Sola, por instinto sabiendo amarte."


Te habría regalado la Luna si, en su momento, me la hubieses pedido.
Me habría quedado en vela contando tus respiraciones, noche tras noche. Sin pestañear.
Habría hecho de tus lunares un lenguaje, y el mejor regalo para las yemas de mis dedos.


Tus sueños ya no serían utopías.
Ni sería una quimera ser feliz.


Al menos, lo habría intentado.

"No puedo dividirme ya entre tú y mil mares. No puedo ahora estarme quieta y esperarte."

domingo, 20 de mayo de 2012

Un instante de sus manos.

Pasaban los segundos mirando el asfalto. Fijamente, sin levantar los ojos del suelo.

O, al menos, allí creo que era hacia donde se dirigían sus retinas, aunque, sinceramente, al no estar "viendo", sino simplemente "mirando", no sé si era suelo, cielo o terreno lo que tenía ante sus ojos.

Pasaban los segundos, acumulándose en minutos. Y cual televisión en standby, se encontraba asimilando lo que
se escondía en esos segundos.

Pasaban los segundos y parecía una estatua de piedra. Pestañeaba y respiraba por inercia.

Trataba de que pareciese que no se daba por aludida.
Y fingía no darse cuenta.

jueves, 17 de mayo de 2012

Entonces yo tenía una vida.

Te pido tiempo, de ese que se me escapa entre los dedos. De las horas que al mirar el reloj te has dado cuenta de que han volado como si de mariposas se tratase. Te pido tiempo para respirar despacio. Para pasear y no caminar. Tiempo para un baño en lugar de una ducha. Para esperar al intermedio en lugar de apagar la caja tonta al instante.

No te pido ni un beso, ni un abrazo ni una mirada sugerente. Ni misterios ni encuentros ni charlas difusas. Te pido tiempo para respirar despacio. Para pasear y no caminar. Te pido tiempo para poner el colacao caliente porque pueda permitirme esperar a que se enfríe. Tiempo para ordenar mi cuarto. Para bajarme a la piscina a echar unos largos.

 "Te, te, te". A quién le estoy pidiendo ésto, ni yo misma lo sé...

 Te pido tiempo que perder. Tiempo que perder mirando por la ventana ensimismada. Para observar la gente que pasa con su maquinaria erguida cual espectros.

Para apoyarme en el alféizar de mi ventana y ver la vida pasar, y ver el tiempo correr.

domingo, 6 de mayo de 2012

Te paso el buen humor.

¿En qué estamos pensando para tener tan perdida la mirada y tan tristes las pupilas? Que la vida es corta, señores, que se pasa volando, y que e cualquier segundo se puede terminar. Que el arco iris sale sólo de vez en cuando, y que si cuando lo hace, hace frío, da igual, salgamos a la terraza a contemplarlo. Que pasar una noche entera en la facultad trabajando te hace sentir al día siguiente machacado, pero, y las risas que seguro te habrás echado! La vida es corta, y de buen humor es más corta aún. Pero es más bella. Más bella aún si cabe. Porque hasta estando triste veo la originalidad y la belleza de las cosas. Que un día triste para unos, es un día estupendo de lluvia para otros (entre los que me encuentro), que llorar a moco tendido con una amiga por un imbécil también tiene su pizca de naturalidad y transmitir un sentimiento tan puro y sincero es bello. Triste, pero bello. Que por qué nos miramos a los ojos y a veces tus pupilas no ven más allá de las mías, se encasquetan en el iris y de ahí no tratan de pasar. Que por qué hemos pasado de la emoción de contarnos los lunares a llamarnos por nuestros nombres de pila. Por qué, por qué, por qué, por qué... Hoy he tenido un día de buen humor... No sé si habré sabido plasmarlo. Siempre se me ha dado mejor escribir entre llantos.