Pasaban los segundos mirando el asfalto. Fijamente, sin levantar los ojos del suelo.
O, al menos, allí creo que era hacia donde se dirigían sus retinas, aunque, sinceramente, al no estar "viendo", sino simplemente "mirando", no sé si era suelo, cielo o terreno lo que tenía ante sus ojos.
Pasaban los segundos, acumulándose en minutos. Y cual televisión en standby, se encontraba asimilando lo que
se escondía en esos segundos.
Pasaban los segundos y parecía una estatua de piedra. Pestañeaba y respiraba por inercia.
Trataba de que pareciese que no se daba por aludida.
Y fingía no darse cuenta.
Mirar sin ver, ¡sino lo haré con frecuencia!
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Demasiadas veces lo hacemos. Mirar sin saber qué estamos viendo.
ResponderEliminar:)