viernes, 19 de octubre de 2012

Aniversarios con champagne, recitarios de poemas y recuerdos tristes

Qué rápido pasan los días, y qué pronto se dice "ocho meses sin verte".

Ya ni me sirve soñar contigo para quitarme esta abstinencia de tus ojos reflejados en los míos. Dichosos los ojos que te ven. Y nunca mejor dicho.
Como escribí en su momento, si hubiese sabido que iba a estar tanto tiempo sin verte desde entonces, el abrazo de despedida, habría sido mucho más largo. Y, como en ese caso, no me imaginé que mi último recuerdo tuyo serían esas piernecillas largas y canijas alejarse en perspectiva de mis pupilas una noche de febrero. Y desde entonces, aquí estoy, limitándome a relacionarme contigo escribiéndote poemas y gastando mis sonrisas en recuerdos que ya no tienen fecha.

Voy a darle una tregua a tus tardanzas, porque ya se sabe que en esto de la imbecilidad transitoria somos todos idiotas, y yo la primera. Voy a darle una segunda oportunidad a esa silueta desgarbada tuya que tanto tarda en volver a pasar frente a mis ojos y mis abrazos. Pero te advierto que no te demores mucho más, porque también se sabe que el tiempo hace el olvido, y este tiempo entre suspiros se está haciendo ya muy largo y olvidadizo.

Qué rápido pasan los días, y qué pronto se dice "ocho meses sin verte".



Y qué rápido pasan seis años sin ella.

No hay comentarios:

Publicar un comentario